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Domestique es una de las típicas palabras de la jerga ciclista. Es un ayudante, un gregario, un aguador. Literalmente, es quien lleva agua a los líderes del equipo. Los líderes siempre son los que acaparan la atención, pero esos ayudantes son esenciales para que triunfen,  y por eso el ciclismo es un deporte de equipo. Uno de esos corredores imprescindibles es Carlos Verona, del Team Movistar. Verona estará ahí cuando sus líderes más lo necesiten, apoyándolos en las grandes vueltas: Enric Mas, Marc Soler, Alejandro Valverde y, a partir de este año, también Miguel Ángel López.

 “Como ayudante aportas cuando estás preparado en el momento en que te necesitan. Los líderes del equipo personalizan su calendario de competiciones hasta el último detalle, pero yo tengo que estar siempre al 80% de mi capacidad como mínimo para estar listo. Un gran ejemplo de esto es Imanol Erviti; que sabe que le pueden llamar desde que empieza la temporada hasta las últimas carreras, y siempre está preparado cuando le llaman. Eso aporta muchísimo al equipo”, explica Verona.

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Photo by Fidel Bagan

Carlos Verona empezó su carrera hace 10 años en la modesta formación del Burgos, con solo 18 años. Se ganó su plaza después de hacer dos pódiums en el Campeonato de España de carretera júnior, con un bronce en ruta y una plata en la contrarreloj. En 2013 se unió al Quickstep belga y después, en 2106, pasó al Orica-Greenedge. Verona se unió al Team Movistar en 2018.

 “Para un corredor español, se trata de un gran equipo. Siempre puedes ser tú mismo. El Movistar es un equipo familiar, y además el personal, los directores deportivos y la gestión son españoles. Eso define la cultura del equipo. En el Quickstep hay la misma atmósfera familiar pero siempre eres un extraño. Y tengo que admitir que me encanta cómo el Movistar se está volviendo cada vez más internacional. Es un gran crecimiento para el equipo, aunque al fin y al cabo, alguien que no es español se adapta igual que lo hace un corredor español en un equipo extrangero. Se trata de un equipo con una cultura española ante todo”, dice Verona.

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El ciclista, que ahora tiene 28 años, es un ávido usuario de YouTube y comparte su experiencia en el pelotón profesional con una audiencia entusiasmada. En casa, en Andorra, también tiene algunos fans: sus hijos Berta, Leo y Nina. 

 “Leo siempre va por la casa con mi casco puesto”, dice Verona con una sonrisa. “Me ven salir de la casa con la bici, y se interesan de forma natural por lo que hago. Me encantaría que sintieran el mismo amor que yo siento por el ciclismo. Este deporte encierra peligros, pero nunca puedes dejar que el miedo domine tu vida. No me gustaría cambiar de trabajo, mi estilo de vida actual lo es todo para mí. Si mis hijos acabaran siendo ciclistas, aprenderían muchos valores que les ayudarían el resto de su vida”.

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Uno de los vídeos que Verona subió a su canal de YouTube es sobre su mujer Esther. Junto a un amigo montaron un cuadro Canyon del equipo Canyon-SRAM femenino con componentes SRAM y Zipp. Habla de las ventajas de SRAM a sus seguidores como lo haría un auténtico comercial. Como pro, también aprecia las ventajas de los grupos SRAM eTAP AXS.

 “En el Quickstep llevé SRAM durante un año, pero era mecánico”, recuerda Verona. “Cuando estrenamos el SRAM eTAP AXS en 2020 era completamente nuevo. Nunca me ha defraudado. La tecnología wireless siempre funciona genial, y como las baterías son tan fáciles de intercambiar, nunca he tenido problemas. Si tienes una batería plana, solo tienes que cambiar la del desviador por la del cambio. En las salidas siempre me llevo una batería de recambio. Y, por supuesto, siempre llevamos recambios en el coche de equipo. El sistema de 12 velocidades va genial en casi todos los terrenos. A veces la cosa se pone muy al límite en la Vuelta, por ejemplo con pendientes de más del 20% en el Angliru y con descensos rapidísimos donde das pedales sin control, pero normalmente llevo un 10-33 que no me da ningún problema.

En la temporada de 2020, su décima como profesional, Verona tuvo su mejor año.  Acabó 19º en la clasificación general del Tour de Francia, y normalmente era uno de corredores que acababa junto a Enric Mas, que fue quinto en París. La formación ganó la clasificación por equipos.

 En la Vuelta Verona también fue parte del equipo que ayudó a Mas a conseguir otro quinto puesto. En la Plaza de la Cibeles de Madrid, el equipo consiguió la victoria en la clasificación por equipos por tercer año consecutivo. El propio Verona fue 30º en la clasificación general y volvió a demostrar su tremenda valía como ayudante en una de las grandes vueltas: comenzó octavo, y octavo acabó.

 “Durante mi proceso de desarrollo siempre he ido paso a paso, pero en 2020 conseguí mi mayor nivel de forma en el Tour de Francia. Antes de ese año había llegado a ese punto en carreras menores, pero nunca en el Tour. La temporada pasada fue importante para mí porque el Tour de Francia es una carrera muy importante y bonita. El paisaje de Francia es alucinante, y los fans son muy apasionados. Siempre existe mucha presión en esa carrera, pero también es la mejor.”

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Photo by Getty

Verona es un ciclista de grandes vueltas, y de hecho está entre los finalistas para el Tour de Francia de este año. Espera ganar una etapa algún día. En 2020 formó parte de una escapada decisiva en la etapa de montaña con final en Loudienville, ese día fue tercero en los Pirineos.

 “El año pasado estuve muy cerca de la victoria. Ganar una etapa del Tour de Francia sería un absoluto sueño. Podría decir que me gustaría ganar una clásica como la Liège-Bastogne-Liège o ser campeón del mundo, pero sé que no sería realista. Una etapa del Tour sí que es realista. Estamos entrenando en burbujas COVID, y yo estoy en la Tour de Francia Uno, lo cual quiere decir que estoy entre los preseleccionados. Espero volver a Francia este año.”

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Photo by Getty

 

Su mejor recuerdo también fue en otra de las grandes vueltas: en 2015, la penúltima etapa de la Vuelta de España salió de la ciudad donde Verona nació: San Lorenzo del Escorial, cerca de Madrid.

 “Tomamos la salida delante de mi escuela, y habían muchos amigos y familia. Me colé en la escapada y acabé sexto de la etapa,”, recuerda orgulloso Verona.

 Como gregario en las grandes vueltas, normalmente su calendario se limita a carreras por etapas. En 2020 Verona participó en una clásica, la Lieja-Bastoña-Lieja. El hecho de participar en las grandes vueltas descarta un calendario repleto de clásicas del norte, aunque hoy en día, cada vez más especialistas de las grandes citas por etapas se atreven con los adoquines en primavera.

 “Quiero serle útil a mi equipo, y en las carreras que estoy corriendo actualmente junto a nuestros líderes de las grandes vueltas, lo soy. Estoy deseando correr al lado de Miguel Angel López (que se colocó entre los 8 primeros en todas las grandes vueltas que acabó). Es un ciclista que necesitábamos para tener una gran plantilla de cara a todas las grandes vueltas de esta temporada. Eso significa que de momento seguiré sin descubrir las clásicas del norte, pero quizás algún día en el futuro, antes de retirarme, pueda ir y también pueda formar parte de esas competiciones históricas”, sentencia Verona.

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Photo by Fidel Bagan